Elegir el corte perfecto depende del método de cocción y la textura deseada:
- Cortes tiernos (como ribeye, solomillo): Ideales para métodos de cocción rápida, como asar a la parrilla o sellar en sartén, para obtener resultados jugosos y tiernos.
- Cortes más duros (como pecho, espaldilla): Perfectos para métodos de cocción lenta, como estofar o guisar, ya que se vuelven tiernos con calor bajo y prolongado.
- Cortes magros (como lomo, pechuga de pollo): Excelentes para platos que requieren bajo contenido de grasa, a menudo utilizados en salteados o asados rápidos.
Combinar el corte con el estilo de cocción realza el sabor y la textura de cada receta.